lunes, 28 de diciembre de 2020

Ni San Pedro ni Caronte...

¿Alguna vez os habéis preguntado quién os gustaría que os recibiera si al morir os habéis ganado entrar al cielo?

Hace dos días, con la sorpresa y claridad absoluta de una intuición cartesiana, vino a mi la imagen de la forma y compañía perfecta para entrar al Edén.

Con estupor comprobé que no es nadie de mi familia, ni de mi infancia, ni es un ser peludo, famoso, de fantasía, ni de cuatro patas: el pasaje hacia "el otro lado" lo quiero hacer con Bruni, en su moto.

Desde la moto de Bruni vi por primera vez las calles de Puerto Príncipe sin la barrera de una ventana; sobre su moto recibí lecciones de creol, de política, de música, de cultura e idiosincrasia haitiana; El teléfono de Bruni era la respuesta a casi todos mis problemas.

Desde la terquedad de lo que fue, sé que con Bruni cruzaría confiada. Cruzaría divertida, curiosa, dispuesta a la aventura, la vida recuperada latiendo. Sabedora de que hay una dimensión en que se gana el pulso al destino cabrón, cruzar sería una fiesta.



Bruni, si llegada la ocasión te llamo ¿vendrás a buscarme desde tu cielo? 

Èske ou ta fè sa pou mwen, zanmi m '?